Adelanto del nuevo disco

El otro día Joaquín Sabina estuvo en la cadena ser, participando en una tertulia sobre el poeta (recientemente fallecido) Ángel González. En dicha tertulia también estuvo presente su íntimo amigo Luis García Montero, del que rescato una frase que me gustó bastante "Joaquín ha conseguido que yo trasnoche por él, pero lo más sorprendente es que yo he conseguido que él madruge por mí".

Sin embargo lo más gratificante para los sabineros fue poder escuchar un adelanto del nuevo disco de Joaquín, se trata de una canción dedicada a Ángel González, y Sabina la interpretó en directo, con el único acompañamiento de su guitarra. Se trata de una presentación casi improvisada, sin markenting de por medio, simplemente por el aprecio que Joaquín le tiene a su amigo Ángel, decide cantar casi a capela su nueva obra. Saltándose por completo toda la parafernalia que lleva consigo la presentación de un nuevo trabajo.

Os adjunto algún fragmento de la letra y la grabación donde se puede escuchar a Joaquín interprentado su nuevo tema. No se todavía si este será el nuevo single, o simplemente la interpretó porque venía a cuento con la tertulia, de todos modos esta canción pasará a formar parte de ese grupo de regalos-canción que Joaquín dedica cada x tiempo a ciertas personas en concreto. En ese grupo tendría cabida Mi primo el Nano (dedicada a Serrat), Con un Par (dedicada al Dioni), Por el Boulevard de los Sueños Rotos (para Chavela Vargas), Rosa de Lima (para su novia Jimena), Ay Rocío y Ay Carmela (para sus hijas), Pobre Cristina (para Cristina Onassis), Que demasiao (dedicada al Jaro)...etc

Os adjunto algunos fragmentos de la canción, cabe destacar que la letra la compuso junto con Benjamín Prado.

"González era un ángel menos dos alas,
González era un santo por lo civil,
Un dandy con un ojo a la funerala,
tan rojo, tan castizo y tan zascandil."

"Cuando volvía del extranjero,
tan forastero, a las dos no era de día
a las seis ya era de noche
pídame un coche, fumando espero
y le aplaudían los camareros".

"Verde por la vergüenza que no tenía,
hasta ayudó a Caronte a quemar sus naves.
Contaba que morirse no era tan grave
y agonizó en voz baja por cortesía".