Sabina y el deporte de nunca han sido dos términos que hayan ido muy ligados, sin embargo, el fútbol siempre ha estado presente en su vida y en algunas de sus canciones. Como no podía ser de otra forma, Sabina es colchonero, quizá sea el club cuya idiosincrasia más le pega. Su amor por Argentina también le hace ser hincha de Boca Juniors, club al que le dedicó la canción Dieguitos y Mafaldas. Sin embargo, todo esto no le impide ser buen amigo de Jorge Valdano o Guti, dos ilustres madridistas que han aparecido en la discografía de Sabina. El primero, con su “Tango a Valdano” y el segundo haciendo los coros de “Tiramisú de limón”. Pero bueno, ahora el tema que nos toca es el club de la ribera del Manzanares. Aprovecho que ahora se encuentra en el mejor momento de su más reciente historia, para hablar del himno del centenario que corrió a cargo del flaco hace unos años.
"Aquí me pongo a contar
motivos de un sentimiento
que no se puede explicar.
Y eso que no doy el tipo
de hincha rapado y violento
pero que gane mi equipo.”
Hace unos años el Atlético de Madrid se desmarcó con un anuncio legendario en su campaña de captación de abonados. Salía un padre con su hijo en el coche, y el niño le preguntaba “Papá, ¿Por qué somos del Atleti?”. Todavía hoy nadie tiene una respuesta convincente para esa pregunta. Es un club al que últimamente se le ha atribuido el adjetivo de “el pupas”; y es que todas las desgracias habidas y por haber les han ocurrido (dos añitos en el infierno incluidos). Como bien dice Sabina, no da el tipo de hincha rapado y violento. En verdad, a mi me sobra de ahí el calificativo hincha, porque los rapados violentos que vemos por todos los campos son cualquier cosa menos hinchas de un club. Se escudan en el abrigo de la institución para poder entrar en acumulaciones masivas de gente en las que pueden dar rienda suelta a sus animaladas. El resultado poco les importa, siempre acaban haciendo lo mismo.
"Para entender lo que pasa
hay que haber llorado dentro del Calderón,
que es mi propia casa, o del Metropolitano,
donde lloraba mi abuelo
con mi papá de la mano."
Comenzamos con un poquito de historia rojiblanca, más concretamente en sus feudos. Durante sus primeros años de historia, recordemos que originalmente se llamaba Atlético de Aviación, jugaban en el Metropolitano. Actualmente, aunque no por mucho tiempo, juegan en el Vicente Calderón frente al río Manzanares. En unos años también pasará a la historia, y la parroquia colchonera se trasladará al Estadio de la Peineta. Sí, ese estadio en el que se celebrarán los juegos de Madrid 20….(ponga usted un número).
Ufarte, Kiko, Juninho, Ratón Ayala, Pantic, Heredia, Antic, Leivinha, Adelardo, Toni, Simeone, Griffa, Pereira, Peiró, Calleja, Ovejero rematando de cabeza,
Zapatones de Hortaleza,
Ben Barek y Caminero,
Paseo de los Melancólicos,
Manzanares, cuánto te quiero."
Como si se tratase del mismísimo Manolo Lama, Sabina comienza recitando nombres de varios futbolistas y/o entrenadores históricos del club. Como no podía ser de otra forma, la mayoría de ellos formaron parte de ese mítico doblete de 1996. Con Radomir Antic a la cabeza, Pantic poniendo la pelota donde quería, Simeone cortando el paso a todo el que rondaba el área atlética y Caminero llevando la batuta del equipo; consiguieron que Jesús Gil tocase el cielo con las manos ese año. Para los pocos duchos en temas futbolísticos, Zapatones de Hortaleza es el irrepetible Luis Aragonés. Un hombre que tiene su nombre escrito con letras de oro en la historia del Atlético de Madrid. Jugador, entrenador y entrenador/jugador. También quedarán para las hemerotecas sus discusiones públicas con Jesús Gil.
"No me pregunten por qué
los colores rojiblancos
van con mi forma de ser.
Ni merengues ni marrones
a mí me ponen las rayas
canallas de los colchones.
Mira si soy colchonero
que paso por Concha Espina como pasa un forastero.
Como los indios ocupas
que acampan con sus banderas
en la ribera del Pupas."
La vida de este club centenario siempre ha estado ligada a la del otro equipo de la capital, el Real Madrid. Es por eso, que Joaquín nos deja un par de recaditos a los merengues. Quizá en determinados casos, el antimadridismo que profesan los atléticos es desmedido, aunque en cierta parte lo entiendo; yo soy anticulé en el mismo grado de desmesura. Sin embargo con el Atlético no me pasa eso, es más, es un club que desde siempre me ha caído simpático. Supongo que tendrá mucho que ver la circunstancia que durante toda mi vida siempre he visto al Atlético palmar con el Real Madrid y mojarle la oreja al F.C. Barcelona. Esa es otra de las cosas tremendamente curiosas que ocurren con “los indios”.
"Despejan el juego sucio,
un par de huevos de Lucio,
gambetas de Rubén Cano,
dos tetas de Gran Hermano
y el principito heredero,
corazoncito de colchonero."
Aunque nunca se ha manifestado públicamente, el Atlético de Madrid cuenta con un ilustre aficionado en este país. Se trata, de S.A.R. El Príncipe Don Felipe. También con esto se ha hecho alguna que otra broma, “el siempre ha sido de La-Leti”. Hay otros muchos personajes de nuestro país que son atléticos reconocidos, desde Torrente hasta Cayetano de Alba, pasando por José Tomás (llegó incluso a jugar en las categorías inferiores del club).
"Por la Intercontinental
pide la clase de tropa
otra Recopa en el bar.
Ni perdemos los papeles
ni cambio por mi Neptuno
tu pasarela Cibeles."
La Copa Intercontinental, otra de las cosas inexplicables que tiene el Atleti. Es el único club de la historia que cuenta con una Intercontinental en sus vitrinas sin haber conseguido la Copa de Europa. Esto se debe a que el campeón de ese año, el Bayern de Munich, se negó a viajar para disputar la final. Así que le correspondió ir al subcampeón, en este caso el Atlético de Madrid. También tenemos en el himno un recuerdo para la fuente donde los atléticos celebran sus títulos, Neptuno, situada a escasos metros de la fuente madridista por excelencia, La Cibeles.
"Atlético de Aviación, que pasó,
un siglo de horas de vuelo,
dos años en el retrete
tras un doblete rozando el cielo,
volando hasta la buhardilla
jodido por las lesiones,
hundido en la alcantarilla.
Acariciando balones,
infartando en la ribera del Manzanares los corazones."
Como ya he comentado antes, el Atlético de Madrid, lo era de Aviación en sus comienzos. Y dentro de su historia más negra, y reciente, está el dramático descenso a segunda división; categoría en la que pasó dos años. Como bien dice Sabina, a más de uno le habrá provocado un infarto este club tan peculiar. Esto es algo que tampoco escapó al ingenio de otra de sus campañas publicitarias. En ella salía un abuelete, contando todo lo que había ido dejando: el tabaco, el alcohol…pero el Atlético no podía dejarlo.
"Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de vivir,
qué manera de soñar,
qué manera de aprender,
qué manera de sufrir,
qué manera de palmar,
qué manera de vencer,
qué manera de sentir.
Con cantera y sin dinero somos los primeros, ¡qué viva mi Atleti de Madrid!"
Y por último, el estribillo que se ha hecho famoso de este himno. No me negaréis que es curioso cuanto menos, un himno en el que se diga “Qué manera de palmar”. Supongo que es algo que ha ido ligado desde siempre a ellos, al igual que sus líneas rojas y blancas. Han hecho de la derrota una forma de vida, pero, afortunadamente siempre hay una luz al final del túnel (no he dicho que sea blanca para que no se me ofendan). En unos días jugarán dos finales, y yo, honesta y sinceramente espero que las ganen. Pero, conociéndolos, tampoco me fiaría mucho, por eso he escrito esto antes de que las jueguen.