Como ya os comenté hace unas semanas, recientemente ha salido a la venta un disco homenaje a las canciones de Sabina bajo el título de "La Habana canta a Sabina". Como ocurre con gran parte de los países sudamericanos, Sabina guarda una relación muy íntima con Cuba. Sabina ha regalado y sigue haciéndolo a muchas generaciones canciones memorables. En cierto modo, estos discos vienen a representar un regalo de vuelta por "los servicios prestados".
En esta ocasión la canción elegida ha sido una de las más autobiográficas que tiene El flaco, "la canción más hermosa del mundo", paradójico título para alguien que si no ha escrito varias de las canciones más hermosas del mundo es por el simple hecho de que la perfección parece no existir. Este tema ya tenía vinculación con la música cubana desde hace un tiempo, ya que grabó una versión al alimón con Pablo Milanés (que también interviene en este disco). Los encargados de ponerle voz en esta ocasión han sido "Buena fe", a los que he de reconocer que desconozco (como a la gran mayoría de los artistas que han participado en el álbum). No obstante, esta es una ocasión inmejorable de escuchar algunos de sus temas.
Con respecto al homenaje cubano, he escuchado voces dispares acerca del resultado final. Supongo que en algunas canciones se ha cambiado tanto el ritmo que, para alguien habituado a las versiones originales el resultado choque un poco. En el caso particular de esta canción se ha mantenido bastante fiel a la original, eso sí introduciendo una voz mucho más fina como es la de Israel Rojas. Bajo mi punto de vista, el timbre de Israel le viene como un guante a esta canción.
En muchas ocasiones las cosas sencillas son las que más triunfan, pero no por sencillas resultan fáciles de elaborar. En el mundo de la música eso ha ocurrido en muchas ocasiones, y este es el caso de uno de los grandes temas de Sabina, ¿Quién me ha robado el mes de Abril?. Una canción que trata de una manera magistral la melancolía y el fracaso mediante tres historias muy de andar por casa, en las que más de uno se podría ver reflejado. Si a esto le unimos una música exquisita, que nos recuerda a Bob Dylan y su “Knock, knock, knocking on Heaven’s Door”, el resultado es un tesoro que perdura concierto tras concierto y gira tras gira.
Comencemos este recorrido por nuestra calle melancolía particular, con el primer protagonista de esta historia.
“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?”
Haciendo referencia al disco en el que se encuadra la canción, el primer protagonista es ese hombre del traje gris que no solo viste de ese color, también vive así. Nada más comenzar la canción ya nos emplaza en un lugar para nada acogedor. Un sitio en el que nunca querríamos estar y, en el que nunca pensamos que podremos acabar. En esos momentos no se encuentra consuelo por ningún sitio, y el ascensor no acude en nuestra ayuda; justo cuando nos arrastramos a ras de suelo y más lo necesitamos. Mientras el éxito se asocia con los hoteles de lujo, el fracaso solamente encuentra hospedaje en una triste posada. Allí dentro el tiempo pasa lento en la posada, pero la vida sigue fuera con su ritmo vertiginoso y no espera a nada ni a nadie.
“La chica de BUP casi todas
las asignaturas suspendió
el curso en que preñada
aquel chaval la dejó y cuando en la pizarra
pasa lista en profe de latín
lágrimas de desamor
ruedan por la página de un bloc
y en él escribe
¿quién me ha robado el mes de abril?”
Pasamos a la segunda protagonista, otra pobre víctima de este robo tan cruel. Esta chica de BUP representa a todos aquellos a los que, de repente, se les derrumba la vida ante sus ojos como un castillo de naipes. Nuevamente vemos como todos los padres del éxito se convierten en parientes lejanos, cuando el hijo se llama fracaso. ¿Dónde están todas las palmaditas en la espalda, cuando necesitas que se conviertan en manos que te ayuden a levantarte?. Muchas veces preguntamos sistemáticamente ¿qué tal? sin tener interés realmente, y esperando la misma respuesta de siempre. Es entonces cuando tenemos que recurrir a ese bloc de notas y descargar todo en una de sus páginas abiertas.
“El marido de mi madre
que en el último tren se largó
con una peluquera
veinte años menor
y cuando exhiben esas risas
de Instamatic en París,
derrotada en el sillón,
se marchita viendo Falcon Crest
mi vieja y piensa
¿quién me ha robado el mes de abril?”
Para la última historia de abriles perdidos, Sabina se reserva otra gris situación, la del abandono. Aquí no solo te quedas bajo tu nube negra particular, si no que además observas como el Sol luce resplandeciente para los demás. Justo cuando más necesitas que el mal sea de muchos, para consolarte tontamente; resulta que en esta ocasión estás solo en el frente de batalla. Mientras a ti te acaban de robar el mes de Abril, el de los demás pareciera tener 31 días. Además por lo general, y parafraseando nuevamente a Sabina, “en asuntos de amor siempre pierde el mejor”.
“¿Quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?
¿Pero quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”
En una mezcla entre grito, lamento e incredulidad la expresión “¿Quién me ha robado el mes de Abril?” es la metáfora perfecta para indicar que nos han birlado algo muy importante. Abril es el mes que nos da paso hacia la Primavera, dejando atrás el frío Invierno. Perder el mes de Abril, es quedarse abandonado en mitad del calendario, y no saber a quien recurrir para que te lo devuelvan. Peor aún es saber que el ladrón era el único que sabía el cajón en el que lo guardabas. Esta es una canción que destila derrotismo y melancolía por los cuatro costados. Como suele ocurrir en esos momentos, un montón de preguntas sin respuesta se te vienen a la cabeza, y ésta es una más que añadir a la retahíla…¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?.