Hoy justo hace un mes que me marché del país en busca de un futuro mejor, y por esas mismas fechas salía a la luz el nuevo disco de Miguel Bosé "Papitwo" en el que no ha querido faltar Sabina. Seguramente os estaréis preguntando, que relación tiene una cosa con la otra, pues sencillamente que la canción escogida por Miguel y Joaquín es "Sol forastero".
Ese sol forastero que cada vez está alumbrando a más y más españoles, que han repetido los pasos que dieron dos generaciones anteriores. Cambiando la maleta de madera por la Samsonite de plástico duro y la boina por el smartphone. En esas me he visto yo, y ahora estoy escribiendo esto bajo un sol muy forastero; tanto que apenas asoma un rato y calienta más bien poco.
Por si fueran pocas las coincidencias, la canción hace mención de California. Que fue justamente mi primer destino en este largo viaje. Aunque he dicho que ahora no llevamos la boina como nuestros antepasados, debo confesar que los primeros días actuaba como tal, mirando con la boca abierta los rascacielos de San Francisco.
Dejando a los yankees a un lado, en la canción también menciona un cielo negro; el de Dublín, negro todavía no es, pero del gris tampoco es fácil sacarlo. Son varios los conceptos que se mencionan en la canción y que todo aquel que cruza las fronteras ibéricas rápidamente se encuentra. Sin duda alguna, una mezcla de pros y contras. Porque en eso se pueden resumir decisiones de este tipo, mezclar ilusión y melancolía, oportunidades y renuncias, beneficios y sacrificios.
Mientras el sol patrio siga empeñándose en asfixiarnos, tendremos que buscar cobijo en alguno de estos soles forasteros que brindan oportunidades a "generaciones perdidas".