Cuando era más joven, bastante joven, tanto que de los dos palmos que
levantaba del suelo, la mitad correspondían a mi flequillo; solía hacer
excursiones a la habitación de mi hermana. Allí había un cajón en particular
que me encantaba revolver, el de las cintas de casete. Así conocí por primera
vez a un tal Joaquín. A partir de ese
momento, esas cintas se multiplicaron y empezaron a frecuentar mi radio-casette,
mi walkman y la radio del coche de mi padre. En uno de los viajes amenizados
por las canciones de Sabina, recuerdo a mi madre decirme que él tenía los
dientes amarillos por decir palabrotas.
“Cuando era más joven viajé
en sucios trenes que iban hacia el norte
Y dormí con chicas que lo
hacían con hombres por primera vez,
Compraba salchichas y
olvidaba luego pagar el importe.
Cuando era más joven me he
visto esposado delante del juez.”
Aunque ahora los niegue todos, Sabina nos ha ido cantando muchos pasajes de
su vida, tomándose las licencias literarias que fueran necesarias. “Cuando era
más joven” fueron unas memorias adelantadas, ya que cuando la estrenó apenas
llevaba un lustro pisando las tablas. No obstante, llevaba unas cuantas
peripecias a sus espaldas dignas de ser relatadas. Ahora sabemos de ellas
gracias a los diversos libros que se han escrito sobre su vida y obra, pero por
aquellos años el gran público las desconocía; y esta canción resultó ser uno de
los primeros testimonios autobiográficos del flaco.
La nostalgia por los años 80 está resultando muy exitosa últimamente en el
mundo de las artes. Estamos asistiendo a secuelas y remakes de películas míticas
de aquella década, y cada vez hay más producciones nuevas ambientadas en esos
años. Aunque sepamos que esta canción está firmada en 1985, la letra nos permite
hacerla atemporal. Básicamente la podemos dividir en dos bloques, separados por
un célebre estribillo.
“Cuando era más joven
cambiaba de nombre en cada aduana,
Cambiaba de casa, cambiaba
de oficio, cambiaba de amor,
Mañana era nunca y nunca
llegaba pasado mañana,
Cuando era más joven buscaba
el placer engañando al dolor.”
En la primera parte tenemos el flashback, viajamos a un pasado que nos
gusta recordar y por lo general a puntos de inflexión en nuestras vidas. Nuestra
mente gusta de navegar por episodios importantes, y la memoria muchas veces se
encarga de remasterizar las viejas historias para que luzcan mejor en el
presente. Hoy nos gastamos un dineral en un televisor 4K, para luego quedarnos
embobados viendo los dibujos animados de nuestra infancia.
“Pasaron los años, terminé
la mili, me metí en un piso,
Hice algunos discos, senté
la cabeza, me instalé en Madrid,
Tuve dos mujeres, pero quise
más a la que más me quiso,
Una vez le dije: "¿Te
vienes conmigo?" Y contestó que sí.”
En la segunda parte, finaliza el viaje y nos sitúa de nuevo en el momento
actual. Ahí llega el momento de hacer balance, comprobar si las alforjas fueron
necesarias y comparar nuestra figura actual con el holograma del recuerdo. Un
ejemplo de esos contrastes está en la letra, cuando era más joven dormía de un tirón
y comer era un privilegio; y ahora hay veces que pierde el apetito y no puede
dormir. Cosas que antes eran un lujo y ahora damos por descontado, cosas que
antes nos resultaban fáciles y ahora requieren de un esfuerzo.
“Hoy como caliente, pago mis
impuestos, tengo pasaporte,
Pero algunas veces pierdo el
apetito y no puedo dormir
Y sueño que viajo en uno de
esos trenes que iban hacia el norte.
Cuando era más joven la vida
era dura, distinta y feliz.”
Los trenes están muy presentes en varias de sus canciones, y también han
sido el motivo principal en la decoración de sus escenarios en bastantes
ocasiones. A la chica de las medias negras, que en un principio la vio en un
paso de cebra toreando autobuses, la recolocó años después en la estación de
Linares-Baeza toreando tranvías. Esos trenes que de joven le parecían sucios y
que ahora suspira por volver a subir en ellos. Esas chicas a las que sacaba la
lengua cuando paseaban del brazo de otro tipo, y a las que le gustaría invitar
aunque olvidara pagar el importe. ¿Chicas
que eran princesas, y tipos cuyo traje se tornó gris?
“Dormía de un tirón cada vez
que encontraba una cama,
Había días que tocaba comer,
había noches que no,
Fumaba de gorro y sacaba la
lengua a las damas
Que andaban del brazo de un
tipo que nunca era yo.”
Los cambios de nombre, casa, oficio y amor son mucho más frecuentes y fáciles
cuando el mañana se ve lejano, y el pasado mañana ni se contempla. Con el paso del
tiempo se le va dando más importancia a no errar el tiro, a quedarse con quien más
te quiera (tan simple y tan complicado) buscando la felicidad doméstica.
Justamente para luego poder echarle la culpa de otras cosas, como Joaquín hacía
hace poco al lamentar que las musas le habían abandonado; como contraprestación
a esa felicidad. Afortunadamente, la parte de la letra en la que dice que sentó
la cabeza no era cierta, y todavía dudamos de que haya sucedido. Se suele decir que cualquier tiempo pasado fue
mejor, pero se suele convenir en que fue duro, distinto y feliz.
Sabina cuando era más joven
Sabina cuando era menos joven
Enhorabuena por tu blog. Acabo de descubrirte y me ha fascinado!. Comentarte, por añadir a esta entrada, que esta canción, Sabina la escribió rememorando la primera vez que, al ir a dar un concierto, había cola para entrar a verle y se le pusieron a él y a Varona "los cojones como corbatas". Sucedió en el pabellón de la Casilla, en Bilbao. Por eso lo de "viajé en sucios trenes que iban hacia el norte". Lo contó hace un par de meses en el concierto que dio en el Bizkaia Arena de Bilbao después de tocar esta canción, que fue además, la que abrió el concierto.
ResponderEliminarUn saludo!
Muchas gracias Ainara, me alegro de que te haya gustado el blog. No conocía esa anécdota, pero si me sorprendió que recuperarse esta canción en la última gira.
EliminarUn saludo!