Hace más de tres décadas que Luis Eduardo Aute se subía al escenario para acompañar a Joaquín Sabina en su primer y memorable disco en directo, el Sabina y Viceversa que se grabó en el teatro Salamanca de Madrid. Sacó un papel del bolsillo, y guitarra en mano cantó aquel "Pongamos que hablo de Joaquín" (que le da título a este blog) retratando a la perfección al joven aprendiz de pintor que acabaría siendo "El Maestro".
Ayer, varias décadas después era Joaquín el que se subía nuevamente al escenario. No a un escenario cualquiera, al Wizink Center, lugar donde lo vimos por última vez en un accidentado concierto. No estuvo sólo, fue una reunión familiar que juntó a numerosos artistas que rindieron un sentido homenaje a Aute. Desde Andrés Suárez, Marwan o Rozalén hasta Serrat, Ana Belén o Silvio Rodríguez.
Sabina le devolvió el regalo, y bajo la misma melodía del "Pongamos que hablo de Joaquín" le puso letra a "¿Quién es Caín, quién es Abel?"; para retratar a su amigo Luis Leonardo, perdón, Luis Eduardo Aute. Esa fue la canción que cantó ayer en Madrid, esa melodía actuó como un hilo invisible que conectaba a los jóvenes Aute y Sabina del teatro Salamanca en los 80, con las leyendas vivas que soy hoy en día.
Entre los muchos apodos que se le dan a Sabina, está el de maestro, y cada año que pasa corrobora que era un apodo acertado. Si echamos un vistazo a la lista de sus alumnos aventajados, hace ya varios años que sobresale Marwan. Al igual que Sabina, se ha ido dejando la vida por los rincones de Madrid, y la ha conocido lo suficiente para escribirle una canción que podría incluirse en el manual de bienvenida a la capital.
"Conviene saber que no hay mayor dolor,
para una piel que despedirse de otra piel.
Conviene saber que lo único que debes aprender
es que venimos a aprender".
En su último disco, "Mis paisajes interiores", sobresale una canción en la que hay una mención explícita a Joaquín. "Conviene saber", sirve tanto de título como de leit motiv para la canción; y es que se trata de una lección maestra en 4 minutos, de todas esas cosas que suelen escaparse en todas las leyes de educación. Muchos se jactan de haber acudido a la Universidad de la Vida, si de verdad existiera yo incluiría una asignatura por cada uno de los versos de esta canción.
"Conviene saber que tu próxima vida
no está asegurada,
apaga la pantalla ahora mismo y
saca a tu novia a bailar."
Si echásemos un vistazo al temario podríamos coincidir rápidamente en que se tratan de contenidos bastante sencillos. El problema viene con las prácticas, ahí la teoría se nos suele olvidar con demasiada frecuencia. En el primer día de clase Marwan ya nos pone sobreaviso de que aquí se viene a aprender, y la primera lección es que la mayor pérdida es aquella que comparte su sentido del tacto contigo. Ésta conecta con la siguiente, que te insta a usar tu sentido de la vista, cruzarse las miradas y comprobar que hay formas mucho mejores de pasar el tiempo.
"Conviene saber que la pasión cuando
se amansa aburre un poco,
mejor saberlo antes de embarcar.
Conviene saber que todos mis
demonios duermen si te toco
y esa es la distancia más corta a la felicidad".
Seguidamente se introduce por terrenos pantanosos, por los que inevitablemente hay que pasar, pero para los que ofrece una ruta que ayude a atravesarlos con éxito. También hay cabida para un par de reprimendas preventivas, que nos ayudan a cuidar de nuestro hogar (y ese hogar va desde el aire que respiramos, la tierra que pisamos, la mujer que besamos y los locos bajitos a los que algún día tendremos que educar).
"Conviene saber que en este mundo
hay demasiados gilipollas,
amigos que es mejor no conservar.
Conviene saber que hay gente que
ama solo el éxito y las joyas
y señores que al ver un buen culo no pueden pensar".
En todo aprendizaje es muy importante separar el grano de la paja, y esa asignatura a veces se convierte en un hueso. Esta clase magistral se centra en señalar rápidamente a los gilipollas e interesados que se nos cruzan como si fueran setas del Mario Bros, conviene saber cómo esquivarlos. Esto nos va encaminando a la parte más complicada de esta particular carrera universitaria, el trabajo final, que en este caso consiste en saber que todos tenemos cicatrices. El sobresaliente se consigue cuando además de ser conscientes de ellas, sabemos cómo curarlas, al igual que hace un disco de Sabina.
"Conviene saber que no hay adulto
sin su colección de espinas,
todos tenemos cosas que olvidar.
Conviene saber que nada escuece
más que un disco de Sabina,
y a la vez sólo esas canciones te pueden curar".
Si se busca el Cum Laude, hay que demostrar con hechos que el partido más importante de todos puede tener dos campeones y ningún derrotado. Pero para ello hay que saber empatar.
¿Cómo se escribe una canción para la posteridad? Creo que nadie tiene respuesta a esa pregunta, porque incluso los propios autores no son conscientes de ello en el periodo gestación de la misma. Suele ser una mezcla de inspiración y casualidad, de calidad y coincidencias y de esa otra cosa que nadie sabe muy bien pero es imprescindible para alcanzar el éxito. A principios de la década de los 90, para mí la más brillante en su carrera, Joaquín nos llevó a un pueblo con mar en una noche después de un concierto. Desde entonces, nos han dado sucesivamente las 10, las 11, las 12, la 1, las 2 y las 3.
"Fue en un pueblo con mar una noche después de un concierto
Tú reinabas detrás de la barra del único bar que vimos abierto,
Cántame una canción al oído y te pongo un cubata
Con una condición, que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata."
En esta ocasión sí que conocemos bastantes detalles de como nació esta canción, ya que derivó en un parto doble. Por aquella época Joaquín Sabina y Enrique Urquijo mantenían una estrecha amistad, y una de esas noches madrileñas coincidieron en el ya desaparecido bar Bwana. Cuando Enrique entró allí se encontraba Sabina tomando copas. Le comentó que andaba un poco falto de ideas para su nuevo disco y Sabina le echó una mano. Sacó una libreta que siempre llevaba consigo (para evitar que el alcohol se llevara consigo las ideas que le surgían en sus prolíficas noches) y le enseñó los primeros versos de la que a la postre acabaría siendo "Y nos dieron las diez". Enrique tomo nota de ellos, y sin ningún tipo de acuerdo ni desacuerdo, ambos acabaron escribiendo dos canciones tan hermanas como opuestas.
"Loco por conocer los secretos de tu dormitorio
Esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio
Los clientes del bar, uno a uno, se fueron marchando
Tú saliste a cerrar, yo me dije, cuidado chaval te estás enamorando"
Respecto a las coincidencias, por aquellos años Sabina comenzaba a abrirse paso en el mercado latino americano, y a ésta canción el traje que mejor le quedaba era el de un mariachi mexicano. Volviendo a los favores entre amigos, en esta ocasión fue a Sabina al que le tendieron la mano. No una mano cualquiera, la mano de Rocío Dúrcal, de "Marieta". De todas las versiones que se han realizado de esta canción, la más potente, la que más verdad transmite, es la de Rocío y Joaquín escoltados por una banda de mariachis.
"Luego todo pasó de repente, tu dedo en mi espalda
Dibujó un corazón y mi mano le correspondió debajo de tu falda.
Caminito al hostal nos besamos en cada farola
Era un pueblo con mar, yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola."
Otro detalle curioso de esta canción es que ha pasado a formar parte de la cultura popular, y eso hace que incluso se pueda olvidar al autor de la misma. Contaba Sabina que una de las cosas que más le gustaban al ir a México, era que una banda de mariachis se le acercara en alguna cantina, cantase la canción y no supieran quién era el autor de la misma. Justamente eso era lo que Sabina comentaba de José Alfredo Jiménez, que todo el mundo conocía muchas de sus canciones y pocos sabían que eran de él. Sabina ha sido siempre un gran admirador de José Alfredo, así que imagino que compartir esa anécdota con su canción más ranchera le habrá hecho muy feliz.
"Nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos,
El verano acabó, el otoño duró lo que tarda envolver el invierno.
Y a tu pueblo el azar, otra vez, el verano siguiente
Me llevó y al final del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente
Y no hallé quien de ti me dijera ni media palabra
Parecía como si me quisiera el destino gastar una broma macabra."
Respecto a la historia de la canción, que es el otro pilar fundamental sobre el que se sustenta un tema que se convierte en himno, Sabina vuelve a dar en el clavo. Es una historia que resulta muy creíble en su boca, puesto que arranca en la barra de un bar después de un concierto. Utiliza su repertorio como arma de seducción, y en un par de versos consigue seducir a la camarera de ese último bar; que adquiere forma de oasis en mitad de un desierto. Si añadimos el detalle de que todo ocurrió en verano, ya tenemos ante nosotros esa onírica historia de amor de verano, en la que la inherente fugacidad hace que el recuerdo se mantenga impecable. A todos nos gustaría colarnos en el traje y la piel de este Sabina.
"No había nadie detrás de la barra del otro verano
Y en lugar de tu bar, me encontré una sucursal del banco hispanoamericano,
Tu memoria vengué, a pedradas contra los cristales,
Sé que no lo soñé, protestaba mientras me esposaban los municipales
En mi declaración alegué que llevaba tres copas
Y empecé esta canción en le cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa."
Si la canción terminase en la primera parte, tendríamos el guión perfecto para una película romántica. Pero cuando el guión lo firma Sabina, siempre hay que estar atento a la cara B. Regresamos al mismo lugar, en la misma fecha y ¿con la misma gente?... Ahí es donde se parte la baraja, el bar se ha convertido en una sucursal de banco (que se presenta siempre voluntario a ejercer el papel de villano) y no hay rastro de la camarera. En su lugar se presentan los municipales cuando Sabina se dedica a lanzar piedras contra sus recuerdos. Quizá esta fue la semilla para otro de sus versos más célebres, que llegaron justo una década después. "Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver". Cuando te has colado en el traje y la piel de Sabina, hay que contar con estas heridas.
"Y nos dieron las diez y las once,
Las doce y la una, y las dos y las tres
Y desnudos al anochecer nos encontró la luna."
El estribillo sirve de nexo de unión perfecto entre las dos partes de esta historia. Invita a ser cantado tras varios cubatas, ya que puede hacerse con la alegría que nos lleva "al otro verano" y también puede ser cantado como un lamento por "el verano siguiente". Una canción que es imprescindible en las cantinas, en los piano bars, en las verbenas de pueblo, en los karaokes y en los conciertos de Sabina; donde el "ojalá que volvamos a vernos" cada vez suena con más fuerza, esa fuerza que da el temer que sea la última vez.
Aunque muchos piensen que el primer encuentro de Sabina con el Diablo se produjo un martes que pudiera ser que fuera 13, la realidad es que mucho antes ya tuvo un episodio digno de cantar. La primera versión de esta canción data de 1977, cuando todavía estaba a medio camino entre el exilio y La Mandrágora. Es muy relevante que ya desde muy temprano sus letras contaban con una narrativa y recursos literarios reseñables. Esta canción se engloba dentro de aquellas que serían imposibles de cantar en un concierto, puesto que requieren de una escucha muy pausada y encierran infinidad de mensajes crípticos.
Las doce marcaba
el reloj de la sala
prendido de sueño la luz apagué
cuando oí una fuerte voz que me llamaba
y aparecióseme Lucifer
-“No tiembles de miedo”
me advirtió que es falso
“lo que te han contado los curas de mi”
-“conozco tus trucos” le dije al diablo
“búscate otro fausto y déjame dormir”
Dentro de las letras de Sabina, siempre han destacado aquellas que eran capaces de contarnos una historia con mucho argumento condensado en unos pocos versos. En esta contamos con dos personajes, el propio Joaquín y un invitado sorpresa que irrumpe en su habitación a medianoche, Lucifer. Sabina no quiere convertirse en otro Fausto, y rehúye hacer pactos con el Diablo, quizá premonitoriamente nos está avanzando que sólo realiza pactos entre caballeros. A pesar de eso, el demonio es bastante persuasivo y consigue despertar su curiosidad al mencionarle que su historia había sido manipulada. ¿Alguien ha dicho Fake News?.
-“Conozco tus trucos” le dije al diablo
“búscate otro fausto y déjame dormir”
-“el cielo que sueñas” contesto enfadado
“es un club privado de gente formal,
yo vengo a llevarte de viaje conmigo
al país del que nadie ha vuelto jamas”.
Hizo un gesto con su mano
y en el espacio me encontré,
volando con alas de espuma
mirando la tierra a mis pies
Siembra en su mente la semilla de la duda acerca del cielo que le había sido prometido, y a cambio le ofrece enseñarle otro lugar cuya mejor carta de presentación es que nadie haya querido marcharse de allí. Descartando la tierra, ya que es un lugar de paso, y el cielo al que se intenta desmitificar; nos queda exclusivamente el inframundo. No se debe pasar por alto el calificativo de "club privado" de "gente formal" que le otorga al cielo; puesto que hay una posible interpretación más política y menos religiosa de la canción. No hay que olvidar que en la década de los 70, Joaquín era aquel rojo de salón que ahora niega varias décadas después.
Enjambres de estrellas cruzamos veloces
mientras en mi oído sonaba su voz:
-“Hace muchos siglos” me dijo
“en el cielo hubo una sangrienta revolución,
un grupo de ángeles nos levantamos
contra el poder absoluto de Dios,
como todo vencido conocí el exilio
la calumnia el odio y la humillación,
En su travesía desde la Tierra, propulsado por alas de espuma, hasta ese misterioso lugar, su amigo Satán le cuenta la historia de su vida. La historia siempre la escriben los vencedores, y ésta no iba a ser la excepción. Justifica su levantamiento contra el poder, que no por ser divino deja de ser absoluto, de Dios. Lamenta las consecuencias que tuvo su derrota, haciendo alusión al exilio; algo que es el denominador común de todas las batallas. Y finalmente hace una serie de promesas electorales en diferido, sobre cómo hubiera sido el devenir de la historia con Belcebú como ganador. En ese punto, los versos de "ni tuyo ni mío" habrían existido, pueden llevarnos a pensar que en realidad está hablando con un camarada del ejército rojo.
Pero te aseguro que de haber ganado
ni muerte ni infierno
ni cinco ni dos,
ni tuyo ni mio
ni odio ni trabajo,
habrían existido,
ni diablo ni Dios”
– “Déjame vivir contigo,
demonio amigo” supliqué
“no me hagas volver a la vida
perdida ya mi antigua fe”
El viaje termina de manera brusca, pero ha sido suficiente y la idea ha calado en la cabeza de Joaquín. Hace una última súplica a su especial amigo para que le permita quedarse en ese mundo tan bien pintado. No le es correspondida, pero le invita a propagar su mensaje entre la humanidad del otro bando. Para culminar esta historia tan misteriosa, los últimos versos nos vuelven a dejar abrazados a una duda. Nos corresponde a nosotros decidir si la historia es verídica o no, replantearnos dónde están los buenos y dónde los malos y elegir en qué lado de la trinchera queremos estar. Para eso hay que dejar una puerta abierta al diablo, para poder escuchar la cara B de todas las historias.
Ismael Serrano abrió el zaguán de su casa para invitar a más de 6000 familiares y amigos. Nos presentó el árbol genealógico de su carrera musical. Un árbol con profundas raíces, comenzando por su padre Rodolfo que le ponía los discos de Víctor Manuel cuando viajaban al norte; siguiendo por Miguel Ríos al que escuchaba desde su habitación en Vallecas, y no olvidándose de sus comienzos al lado de Javier Bergia. Un árbol con ramas tan fuertes como Pedro Guerra o Nach, ramas con tantas savia como las voces de Pasión Vega y Silvia Pérez Cruz. Un árbol que ha sido capaz de dar frutos tan dulces como Ro zalén, Zahara, Andrés Suárez, Marwan o Fetén Fetén.
En mitad del concierto nos recordó que quizá el motivo de que tendamos a preferir los primeros discos de los artistas, sea que realmente nos gustaría regresar al momento en que las escuchamos por primera vez. Las canciones vivas tienen efectos diferentes en en función del pasaje de tu propia historia en que la escuches. Consciente de ello, Ismael hizo que nuestra vida pasara ante nuestros oídos, relatando numerosos momentos claves de la vida de esos 6000 familiares y amigos que estábamos en el Palacio. Momentos a los que Ismael les ha ido poniendo la banda sonora.
En el concierto nos dió una clase magistral de lo que significa la palabra generosidad. Por un lado, recordando a los grandes que ya estaban como Silvio Rodríguez o Mercedes Sosa. Por el otro, tendiendo la mano a los grandes que vendrán como Rozalén o Marwan. También demostró que no siempre se cumple eso de que cuando se es joven los ideales los marca el corazón y progresivamente la cabeza los va tornando en sentido opuesto.
Cuando la noche iba tocando a su fin tuvo lugar la celebración de una misa pagana, con su particular liturgia. En la primera lectura volvimos a escuchar la Carta del Apóstol Ismael a los Papás, ese reproche de juventud cuyo mensaje no ha perdido vigencia, hagan la prueba de cambiar los lugares y las fechas. Poniéndose en el lugar del padre, procedió a la lectura del evangelio partisano, y demostró que para cantar Bella Ciao de forma creíble hace falta autoridad y principios. Finalmente, consiguió que su parroquia se pusiera en pie, acudiera a La Llamada y pudiera marchar en paz dando gracias a la Música.
Sabemos de muchas canciones que Sabina ha escrito para otros artistas y viceversa, canciones de otros artistas que Sabina ha versionado. Hay una tercera vía, menos común, pero con resultados igual de satisfactorios. Es la que exploró Noa, una artista israelí que llegó a la vida de Sabina a través de su primo Serrat. Noa escribió la canción "You" con Joaquín Sabina en mente, y éste hizo una traducción libre de parte de la letra, para cantarla a dúo con ella. Las traducciones libres no le son ajenas al ubetense, que ya hizo varias con letras de Bob Dylan.
"You,
you are the darkest of nights where
I will wander from
alley to alley to alley in
search of a bottle of light."
Por lo tanto tenemos una canción cantada al alimón con contrastes muy notorios, por un lado la voz dulce de Noa contrastando con la aguardentosa de Sabina, y por el otro la lengua de Shakespeare dando paso a la de Cervantes. Noa afinó bien con su pincel a la hora de escribir la canción, puesto que cuenta una historia que nos resulta bastante familiar a la parroquia Sabinera. Una historia de amor llena de polos opuestos, con finales que no llegan a ser del todo felices y numerosas metáforas.
"You,
you are a woman who chose running
half naked from
alley to alley to alley in
search of a knife and a rose."
Tiene una estructura similar a "A la sombra de un león", donde la introducción se desdobla para dibujarnos a ambos personajes, el nudo consigue entrecruzar sus caminos y el desenlace queda un poco a beneficio de inventario de nuestra imaginación. La música actúa como dulce mecedora para ayudar a nuestra mente a realizar ese ejercicio con suma facilidad.
"So,
where does our story go?
Is there an apple to bite, shiny and
red
and if I do, will I fall
dead at your feet?"
La canción arranca con Noa describiendo a una mujer aventurera, inquieta, inconformista pero que a su vez invita a algún valiente a seguirle en sus aventuras. Se van sucediendo varias imágenes de cuentos, como la búsqueda de una botella luminosa o la posibilidad de que aparezca una manzana, como si de Blancanieves se tratase, que tenga consecuencias en la historia. Finalmente, le tiende la mano a su posible compañero de viajes exhortándole a desmostrar su valentía con más besos que buenas razones.
"Yo,
huérfano y desertor,
tataranieto de Abraham, crepuscular,
bufón
del mes,
vecino de Lavapiés.
No, fui tu príncipe
azul
y envejecí en un desván,
Peter sin Pan, Robin sin
Hood
silbando un canto viudo."
Sabina le da réplica personando al coprotagonista de esta canción,
que no termina de subirse al carrusel del furo que le propone Noa. Parece que ya se hubiera leído todos los cuentos y supiera que no siempre se acaban comiendo perdices. También se coloca en el extremo opuesto del eje espacio temporal, y considera que ya se encuentra en el ocaso como para iniciar una nueva aventura. Incluso hace entender que su tren ya pasó, no se subió a tiempo y ahora toca quedarse en el desván silbando un canto de Calle Melancolía.
"You,
you make me feel like a fool,
lets run together
from alley
to alley to alley
like children escaping the rule."
Noa irrumpe de nuevo la cancíon e intenta sacar a Joaquín de ese desván y llevarlo de nuevo al Barrio de la Alegría. La magia del viejo Peter Pan sigue haciendo efecto en la cabeza de la joven intrépida, y le pide volver a correr como niños que escapan de cualquier norma aburrida y preestablecida. Una segunda oportunidad para escribir un capítulo a cuatro manos.
"Tú,
la favorita de un rey
con su maleta que rueda,
que rueda,
que rueda
por un aeropuerto sin ley.
Yo, mendigo de
estación,
bastardo del rey David,
yerno del Cid, macho sin
fe,
don Juan rendido a tus pies."
Joaquín vuelve para situar a ambos personajes en distintos planos, y en ésta ocasión nos viene a la memoria Princesa. Ella es la favorita de un rey, que viaja por aeropuertos sin ley, entre pompa, circunstancia y glamour. Él es un mendigo de estación, probablemente apeado de algún tren por no contar con billete. El hijo bastardo del rey David, el yerno del Cid, sin duda un perfil muy bajo y alejado de toda épica. Como si de una Cenicienta a la inversa se tratase.
"So,
gently you raise your bow,
I see your eyes full of fire
Robin,
no hood,
bad turns to good,
good's an unfaithful lover."
Finalmente, Noa vuelve a arrojar luz para echarle el broche a la canción. En esta ocasión la invitación se torna en una arenga u orden explícita, de sacudirse el polvo a los cajones del alma. Ella es capaz de ver el fuego en sus ojos y convertir lo malo en bueno. Aunque el último verso nos deja con incertidumbre al advertirnos de la efímera fidelidad de lo bueno...
Cuando comenzó la mitología griega, pocos podrían imaginar que varios milenios después, habría una obra imprescindible para los amantes de la Diosa Cibeles. Una historia que narra un amor imposible, con toda la belleza y toda la crudeza que conllevan las hazañas condenadas al fracaso. Un regalo para Ana Belén, que podría poner voz a la Cibeles sin problema alguno. Un regalo para Madrid, escenario perfecto para luchas imposibles. Un regalo para la literatura española, ya que el protagonista de la canción podría ser perfectamente la reencarnación de Don Quijote en el cambalache que fue el siglo XX. Un regalo para los oídos, con una exquisita música de Bardagí. Y, finalmente, un regalo para el alma; que en los tres minutos que dura se sonríe, se sorprende y se encoge a partes iguales.
"Llegó
con su espada de madera
y zapatos de payaso
a comerse la ciudad"
Una espada de madera y unos zapatos de payaso, no hace falta más descripción para dibujar al personaje que arranca esta breve pero intensa historia con Madrid como escenario. Cuando uno se dispone a intentar un imposible, como conquistar a una Diosa, no está de más recurrir a la ayuda de alguien que esté a la altura de la ardua tarea. Alguien como la Diosa Fortuna, que cuando se trata de Madrid, la llamamos por su apodo pero de usted; hablamos de Doña Manolita.
"Compró
suerte en Doña Manolita
y al pasar por la Cibeles
quiso sacarla a bailar un vals"
La lógica nos dice que unos zapatos de payaso pueden lastrar los pasos, pero no hemos llegado a la parte racional de la canción todavía; así que éstos se convierten en botas de siete leguas que nos llevan de la calle del Carmen a la Cibeles en dos zancadas. Una espada de madera parece un arma suficiente para luchar contra otras, aunque estén hechas de un metal muy vil. Un décimo de lotería parece un escudo que resistirá cualquier tipo de infortunio. Y por último, una capital del reino, que ante las voraces ganas de comérsela, puede resultar ser un poblachón manchego.
"Como dos enamorados
y dormirse acurrucados
a la sombra de un león"
Estamos ya frente a los leones, llamados Hipómenes y Atalanta, otra pareja que tiene una historia digna de contar. Atalanta era una niña abandonada por su padre y criada por una osa en el bosque, dónde desarrolló una velocidad notable. Rodeada siempre de pretendientes y reacia a casarse, siempre los retaba a una carrera. En caso de perder ella se casaría con el vencedor, en caso contrario él perdería la vida. Un día Hipómenes se plantó en la región y quiso intentar ese imposible también, y curiosamente echó mano de una Diosa para conseguirlo. Venus le consiguió tres manzanas de oro, que Hipómenes utilizó sabiamente para distraer a Atalanta durante la carrera. Ésta perdió la carrera, no sin antes haber intentado disuadir a éste pretendiente, del que había empezado a enamorarse y por cuya vida temía. El tesón y la inteligencia de Hipómenes habían conseguido cautivar a Atalanta finalmente.
"¿Qué tal?
estoy sola y sin marido
gracias por haber venido
a abrigarme el corazón"
Volvamos al Paseo de la Castellana. Seguimos por el sendero luminoso, y el plan sigue su curso con nuestro valiente amigo sacando a bailar un vals a la Diosa. La guinda pretende ponerla improvisando un lecho entre los dos famosos leones. Sin embargo, Sabina no suele prodigarse mucho en historias de héroes y gusta más de navegar por el universo del perdedor. En esta canción el Ecuador coincide con la cima del Everest, y tras abrigar el corazón de la diosa, dan las doce de la noche y se empieza a percibir un olor a calabazas.
"Ayer
a la hora de la cena
descubrieron que faltaba
el interno 16.
Tal vez
disfrazado de enfermero
se escapó de Ciempozuelos
con su capirote de papel."
De repente completamos el atuendo que comenzaba con unos zapatos de payaso y culminaba un capirote de papel. Suficiente para escaparse de cuatro paredes blancas de un psiquiátrico y poner rumbo al Olimpo más cercano. Otro caballero andante tan lleno de nobles ideales como falto de cordura. Una combinación que suele producir personajes entrañables, y a veces incluso envidiables porque carecen de los miedos, reservas y ataduras del común de los mortales.
"A su estatua preferida
un anillo de pedida
le robó en El Corte Inglés."
El momento cumbre de la canción llega con otra poderosa imagen. Un loco, apartando momentáneamente su espada de madera del cinto, para poder sacar un anillo de pedida, inclinar la rodilla y levantar la mirada hacia la protagonista única de sus sueños. Un pequeño loco que sin saberlo, se ha agigantado tanto que los zapatos ya no le quedan grandes.
"Con él
en el dedo al día siguiente
vi a la novia del agente
que lo vino a detener.
Cayó
como un pajaro del árbol
cuando sus labios de mármol
le obligaron a soltar."
El olor a calabaza ya es intenso y la medianoche da al traste con este cuento de hadas. De repente el anillo pasa a manos de un agent e de policía, pierde la magia y se convierte en un falso regalo. La belleza que pueda tener algo material, siempre depende del sentido que le den las personas que están alrededor. Este anillo es el mejor ejemplo de ello, nadie está imaginando como fue esa vida de segunda mano que tuvo.
"Quedó
un taxista que pasaba
mudo al ver como empezaba
la Cibeles a llorar
y chocó contra el Banco Central."
Finalmente nos metemos de lleno en la piel del taxista que rodea a la Cibeles encarando la Gran Vía, y que en otra imagen imborrable de esta historia, acaba chocando contra una figura clásica de la gente de orden. Probablemente a los leones también se les cayera alguna lágrima de mármol, recordando su historia, que la he dejado a medias y procedo a concluir. Hipómenes y Atalanta, que eran un hombre y una mujer, consumaron su matrimonio en un santuario de Zeus. Éste montó en cólera y decidió convertirlos en leones, condenándolos a tirar del carro de Cibeles durante toda la eternidad y sin poder mirarse el uno al otro. Cuando vuelvan a pasar por la Cibeles podrán comprobar que no se miran, o quizás sí. En ese caso, comprueben si hay alguien durmiendo a su sombra, y por favor, no llamen a las autoridades.
Las buenas canciones cuentan historias en su letra, las excelentes también tienen la historia de cómo se gestaron. Este es el caso de "Todavía una canción de amor". Joaquín se encontraba en un bar (léase Boliche) de Argentina, sentado en un rincón. De repente alquien se le acercó y le dijo: "No me jodas Sabina, ¿estás escribiendo una canción?". Ese alguien era Andrés Calamaro, y a fue el que a la postre le pondría música a la letra de Joaquín. La historia de la letra es más bien una tesis completa sobre un tema tan complejo y a la vez tan cantado como el amor.
"No te fíes si te juro que es imposible
no dudes de mi duda y mi quizás
el amor es igual que un imperdible
perdido en la solapa del azar"
Como toda buena tesis, el título aclara bastante el contenido de la misma. Los primeros versos ya son toda una declaración de intenciones, vamos a asistir a un bombardeo de contradicciones, declaraciones, miedos, verdades a medias, mentiras piadosas; la caja de Pandora de Venus y el cajón de sastre de Cupido. Con esta primera estrofa, ya podía haberse levantado de la silla y haberse pedido la última copa, pensando en el próximo bar. Había dibujado a la perfección las dudas infinitas que lastran a un "sí" con varios "no". Esa puerta que no se quiere cerrar del todo, pero da miedo cruzar porque no se sabe lo que espera detrás. Esos imposibles que se sueltan con una facilidad pasmosa y que a veces el tiempo se encarga de borrarles el prefijo.
"La luna toma el sol de madrugada
nunca jamás quiere decir tal vez
la muerte es una amante despechada
que juega sucio why no sabe perder"
No se levantó de la silla, y siguió con la clase magistral y se adentró en el capítulo de los contrastes. Siempre hay un punto intermedio, una bisagra que atrae a los polos más opuestos y los hace plegarse. Una madrugada que junta a la Luna y al Sol, a fin de cuentas los dos comparten la misma luz, aunque a la luz de la Luna las dudas y los quizás, se vean muy diferentes que a la del Sol. Algunos análisis sesudos afirman que el amor se trata de una reacción química que se produce en el cerebro, pero dudo que hayan encontrado la fórmula que explique como un "nunca jamás" se puede convertir en un "tal vez". Química puede que haya pero el cerebro no es el tubo de ensayo de la misma.
"No corras si te llamo de repente
no te vayas si te grito piérdete
a menudo los labios más urgentes
no tienen prisa dos besos después"
El siguiente capítulo en forma de estrofa, se ocupa de esa cuerda invisible que se tira y se afloja, pero con una lógica un tanto peculiar; la que tirando espera aflojar y viceversa. De ahí que se pida no acudir raudo a una llamada, ni tomar como definitivo un adiós; sino convertir en esa cuerda en una goma que nunca termina de romperse. Esto sirve de prólogo para dos de los versos más célebres, y que sin duda alguna son el punto álgido (con G) de la canción "a menudo los labios más urgentes, no tienen prisa dos besos después". Puede haber múltiples interpretaciones para esos versos, yo los voy a enlazar con una frase de mi película favorita (Big Fish): “Dicen que cuando conoces al amor de tu vida el tiempo se detiene, y es verdad, lo que no te dicen es que cuando se pone en marcha lo hace aun más rápidamente para recuperar lo perdido.”
"Se aferra el corazón a lo perdido
los ojos que no ven miran mejor
cantar es disparar contra el olvido
vivir sin ti es morir en la estación"
La tesis no estaría completa sin un apartado especial para el perdedor, figura imprescindible en el universo sabinero, y sus heridas que escuecen a golpe de sístole y diástole. Aunque el tiempo aplique sus curas, las cicatrices quedan ahí, como recuerdo de lo que pudo haber sido, de lo que fue o de lo que nunca debió ser. Y para evitar que el tiempo traiga de la mano al olvido, hay diversas técnicas para evitarlo, Joaquín nos invita a cantar para no darle tregua.
"Estoy tratando de decirte que
me desespero de esperarte,
que no salgo a buscarte porque sé
que corro el riesgo de encontrarte
que me sigo mordiendo noche y día
las uñas del rencor
que te sigo debiendo todavía
una canción de amor"
Para el epílogo dejamos el estribillo. Un estribillo enérgico, confuso, ambiguo... Una mezcla de miedo y valentía a dar el primer paso, de querer y no poder o poder y no querer. Un estribillo en el que "se trata de decir", porque hay cosas que cuestan mucho decir. Indirectas muy directas que no se saben coger, o tan indirectas que no se saben lanzar. Un resumen perfecto de lo complejas que son esas reacciones químicas que tienen lugar en el sistema nervioso.