La letra de Más de cien mentiras contiene infinidad de imágenes que nos animan
a mirar a la parte brillante de la vida. De todas ellas me gustaría detenerme
en la de “tenemos abuelos que siempre ganaban batallas”. Aquellos afortunados
que pudieron compartir tardes con sus abuelos, probablemente acuerden conmigo
que esos recuerdos tienen copia de seguridad en su memoria.
A muchas de las películas que cuentan historias fascinantes, se les coloca
la guinda cuando aparecen sobreimpresionados los rótulos de “basada en una
historia real”. Precisamente esas son las batallas que nos cuentan los abuelos,
historias reales a las que nos gusta que el narrador le incluya efectos
especiales o se tome licencias literarias.
Siempre nos gusta empatizar con el protagonista de una historia épica,
intentamos ponernos en la piel del personaje y casi hacemos propias sus
victorias al final del visionado. Esto es mucho más fácil cuando el actor en
cuestión lleva tu apellido, te ha legado su apodo o el reloj que sincronizaba para
su hazaña ahora adorna tu muñeca.
Aunque en el imaginario colectivo, ganar una batalla suele asociarse a
derrotar a un feroz enemigo, no siempre es así. A veces es más meritorio
abandonar una guerra absurda, para regresar a casa con quién en un futuro será
la abuela que sonría al verle contar viejas aventuras. Sonría pensando para
dentro “eso no ocurrió tan así”, y se abstenga aplicando la máxima de que la
realidad no debe estropear una bonita historia.
También ocurre que con el paso del tiempo, nuestra memoria tiende a difuminar
los malos recuerdos y a priorizar los buenos. Eso sucede de forma exponencial,
así que no debería sorprendernos que cuando el guionista peina canas, nos ofrezca
la mejor versión de la historia. Consciente quizás, de que lo que realmente le
va a sobrevivir a él son precisamente eso, sus historias.
Siempre que se hablan de los referentes de Joaquín Sabina, hay uno que encabeza la lista, un tal Roberto Zimmerman; más conocido como Bob Dylan. Aunque justo hace un año negase ser el Dylan español, la influencia del americano en la obra del ubetense es notoria. Desde que en la cueva de La Mandrágora hiciera una versión libre de "Dios puso nombre a los animales", hasta que sobre las tablas del Luna Park hiciera otra versión más libre de "Ese no soy yo". Pero esos ejemplos son simplemente la punta del iceberg, si buceamos por las obras de ambos encontramos muchas más canciones que se pueden dar la mano.
En este blog han aparecido numerosos artistas que aparecen como relacionados a poco que escuchemos a Sabina en Spotify, pero nunca me había asomado por las nevadas calles de Minnesota. Eso me va a permitir añadir el tema que coronó la lista de las 500 mejores canciones de la historia según la revista Rolling Stone. Se trata de la canción "Like a Rolling Stone", que pese a lo que muchos pueden pensar de primeras, no trata sobre el grupo de Mick Jagger (aunque los Stones la canten en sus conciertos). Nos cuenta la historia de una mujer que hace el camino inverso a La Cenicienta.
¿Os suena de algo? La identidad de esa mujer, salvando las distancias, bien podría coincidir con la de Princesa o la de Barbi Superstar. En una entrevista Sabina afirmó que "Si mi carrera y la de Dylan se parecen en algo es en que todo lo que yo he hecho el cabrón de Dylan ya lo había hecho veinte años antes". Pues aquí tienen la prueba, la de Bob data de 1965 y la de Joaquín de 1985.
“Once upon a time you dressed so fine
Threw the bums a dime in your prime, didn't you?
People call say 'beware doll, you're bound to fall'
You thought they were all kidding you
You used to laugh about
Everybody that was hanging out
Now you don't talk so loud
Now you don't seem so proud
About having to be scrounging your next meal”
Simplemente con la primera estrofa de la canción ya tenemos una sinopsis completa de la historia que nos cuenta Dylan. Una mujer de esa clase tan alta que provoca recelos a los que miran desde un poco más abajo. Siempre resulta algo morboso asistir a la debacle de algún poderoso un tanto antipático, y ese parece ser el perfil de Miss Lonely. De hecho, muchos han definido a esta canción como una venganza, también podría ser como el sermón que le sucede a una importante cura de humildad. Esas pequeñas pausas que preceden a las alusiones directas a la caída en desgracia, a las duras palabras escupidas a la cara.
“How does it feel, how does it feel?
To be without a home
Like a complete unknown, like a rolling stone”
El estribillo incide en esas reprimendas, le pregunta insistente ¿y ahora qué? ¿Cómo te sientes? Es una dura forma de invitarle a pasar a un mundo más sórdido donde el oro no se luce, se empeña. Le recuerda que de quien renegó en un momento dorado, ahora le dice que no a ella. Dylan asiste expectante al descenso a los infiernos mientras va dándose tumbos, como un canto rodado, like a rolling Stone.
“You say you never compromise
With the mystery tramp, but now you realize
He's not selling any alibis
As you stare into the vacuum of his eyes
And say do you want to make a deal?”
También le recuerda errores del pasado que le han podido conducir
a esta situación. El poco valor que se le otorga a las cosas cuando te las hacen o te vienen dadas directamente. Y, siguiendo este hilo concluye la canción haciéndole ver la parte positiva de su nuevo status (no sin falta de ironía): cuando no tienes nada, hay poco que perder; cuando eres invisible ya no tienes secretos que esconder.
“Ah you never turned around to see the frowns
On the jugglers and the clowns when they all did tricks for you
You never understood that it ain't no good
You shouldn't let other people get your kicks for you”
“When you ain't got nothing, you got nothing to lose
You're invisible now, you've got no secrets to conceal”
Esta canción, al igual que otras muchas de Sabina, es un relato urbano, una descripción anónima a la que cada uno puede bautizar como más guste. No es un single al uso, de ahí que su duración ronde los 6 minutos. Característica que comparten muchas de las canciones del brillante disco 19 y 500 Noches de Joaquín. También podemos encontrar una referencia directa esta canción en el colofón de Tan Joven y Tan Viejo. Hay infinidad de versiones de esta canción, aparte de la ya mencionada de los propios Rolling Stones, me gustaría destacar una adaptación que MClan hizo recientemente en su directo del Circo Price titulada “Sin rumbo y sin dirección”. Aquí está la letra completa traducida al castellano.