Supongo que un Ángel con alas negras siempre se resiste a llamar a las puertas del cielo, y rehuye la llamada de San Pedro aunque éste le reclame por su nombre.🗝️ Estos días hemos asistido al enésimo episodio de supervivencia de Joaquín Sabina, cuando una trombosis cambió una semana de conciertos por una de hospitales. Hoy vuelve a declararse insumiso en el cielo y regresa a casa, porque si es el escenario el que le grita "ven", la respuesta no se hace esperar demasiado.
De momento tendrán que seguir esperando en el cielo, aunque no sabemos a ciencia cierta cuál sería el cielo de Sabina. El cielo lejano y alto al que su Calle Melancolía vomitaba humo, o el cielo de almidón y betún bajo el que se removían las arenas movedizas. Quizás sea el cielo al que caía la bolsa según un diario que no hablaba de ti ni de mi, o ése al que a sus puertas le ladraba un perro de nadie.
Podría tratarse también del cielo de Madrid, el que pisaba en vuelo regular a la vuelta de un lugar feliz al que no debiera tratar de volver. Creo que nos estamos acercando bastante, no olvidemos que Madrid se encuentra a mitad de camino entre el infierno y el cielo; y Joaquín siempre presumió de tener un amigo llamado Satán que le espera en un dulce infierno. Aunque también tiene cita desde hace tiempo en el despacho de Dios, para que sea su abogado de oficio el día del juicio final.
De momento sigue haciendo esperar a ambos, porque no podían robarle este mes de Abril, porque quedan muchas noches en las que seguir inventándose, porque hay más de cien pupilas para verlo vivo,porque todavía tiene que gritarle al cielo con fuerza: "¡Superviviente si, maldita sea!" y porque nosotros nunca nos cansaremos de celebrarlo.