Cuando era más joven me gustaba rebuscar entre las cintas de casette que había por casa, y entre ellas di con varias de un tal Sabina. Era tan joven que ni siquiera había hecho la Primera Comunión. Todavía no entendía ni la mitad de esas canciones, y sin saber muy bien el motivo me abracé a la palabra de aquel señor. Una de las canciones que más me gustaban era precisamente "Cuando era más joven", en especial la versión en directo del concierto con Viceversa del Teatro Salamanca. Casi tres décadas después estaba en pie escuchándolo por (pen) última vez arrancar un concierto justo con esa canción. Se cerraba el círculo, ya no soy tan joven, ya no soy creyente, pero me sobran los motivos para seguir comulgando con la Fe Sabinera.
Dicen que la vida no se mide en minutos sino en momentos, a mi me gusta medirla en conciertos de Sabina. Hace unos días estuve repasando los 5 conciertos a los que asistí, y me ha gustado situar el contexto histórico de cada uno de ellos. Un concierto es una combinación de lo que hace Sabina sobre las tablas y de tus circunstancias, eso hace que en cada uno de ellos cantes una canción con más motivación que otra. Fue mi sexto concierto y mi primero al mismo tiempo. Este fue el concierto en el que por fin pude cantar Contigo de la mano de la chica con quien quiero hacer ese estribillo realidad.
Fue mi sexto, y fue su primero, y yo me sentía como si estuviera presentándole a un ser muy querido de mi familia. Sabiendo que las primeras impresiones son las que más pesan, estuve cruzando los dedos para que Joaquín cuajara una gran actuación. No me dejó en mal lugar, hizo el mejor repaso posible a su inmensa carrera y no faltó la canción preferida de ella, "Por el boulevard de los sueños rotos". Si quieren conocer su nombre busquen en la letra de esa canción.
Cuando era más joven me gustaba también bastante la canción "Todos menos tú", me imaginaba cómo sería reunir a gente tan variopinta como la que aparece en esa letra. Años después comprobé que era la mejor definición del público que asiste a sus conciertos, especialmente el de Madrid. Pocos artistas hay tan transversales como el flaco, nadie consigue mayorías tan absolutas.
Ese público que se deja la voz celebrando la supervivencia de Sabina en "Lágrimas de Mármol", que sabe que hola y adiós es la respuesta correcta en "19 días y 500 noches", que sabe quién es la dueña de un corazón 5 estrellas, que conoce todos los trucos para vivir 100 años y que sabe que al lugar donde se ha sido feliz no se debe volver...salvo que sea a un concierto de Joaquín, allí hay que volver siempre. Aunque ya no sea creyente, contra todo pronóstico creo firmemente en la eternidad; Sabina es y será eterno.